29 de octubre de 2010

ENTREVISTA A MARÍA AIXA SANZ A PROPÓSITO DE LA PUBLICACIÓN DE SU QUINTA NOVELA: ‘LA CASONA DEL SUEÑO DORADO’ para Literaturas.com,

"de niña quería ser escritora, admiraba a los escritores que leía y me preguntaba cómo se escribía un libro, mi máxima ilusión era que un día estuvieran en las bibliotecas públicas libros con mi nombre, escritos por mí, y ahí están mis novelas. Sueño cumplido."





Literaturas.com: Yo que me he leído sus cinco novelas, en ‘La casona del sueño dorado’, se percibe un cambio total y radical de registro.


María Aixa Sanz: Sí, es cierto con ‘La casona del sueño dorado’ cambio totalmente de registro. Por primera vez escribo para un público más amplio, los hechos suceden en un mundo más onírico o inventado como se prefiera. ‘La casona del sueño dorado’ está situada en el Condado de Lotaber, y Lotaber es un lugar que está en nuestra imaginación, es un lugar totalmente inventado. Con esta novela se produce un punto de inflexión en mi forma de escribir y puedo adelantar que en las novelas sucesivas que ya tienen forma y cuerpo se sitúan en lugares imprecisos en la geografía. Lugares que podrían existir en el mundo pero que no existen. A partir de ‘La casona del sueño dorado’ la balanza se decanta a favor de los mundos inventados aunque se cuenten historias que suceden en este mundo.


¿Así podríamos decir que ‘La casona del sueño dorado’ es el principio de algo?

Sí, es el principio de una nueva forma de escribir que echa mano totalmente de la imaginación para nada de la realidad y la documentación, es novelar en estado puro, y pone punto y final a la novela corta, pues estas cinco primeras novelas han sido cortas.

¿Evidentemente, de algún modo, se ha abocado ya a la novela larga?

Sí, definitivamente, tiro del hilo y se suman las páginas de manera escandalosa.

¿Y eso es gracias a?

A la imaginación y al gusto por contar historias.


¿Usted siempre se retrata como contadora de historias más que escritora, término que a mí personalmente me parece precioso?

Es que es lo que soy, una contadora de historias desde que era pequeñita, me gusta sacarle partido a cualquier chascarrillo, a una noticia, a un hecho, tirar del hilo y contar hasta que la historia por ella misma ponga el punto y final.


¿Largas novelas nos esperan?

Me temo que sí. (Risas)


¿‘La casona del sueño dorado’ es una novela para todos los públicos, se reafirma en ello?

Por supuesto, la curiosidad no tiene edad.

¿Los personajes de ‘La casona del sueño dorado’ son entrañables y llenos de matices?

Sí. Intenté que fuese una bonita historia donde todos los personajes retrataran un tipo distinto de personalidad y que fuesen ricos en matices y entrañables como usted mismo subraya, y por supuesto coherentes. Quise que la historia le diese al lector sosiego, un puzle donde todas las piezas encajan para bien al cerrar el libro.

¿Y Olaf?

Olaf es un regalo del cielo, vino a mí, en un momento muy delicado en mi vida, y desde entonces solo me trae cosas bonitas. Olaf es imposible que haga daño, que sea una mala influencia, es imposible que no te robe el corazón para siempre.

Lo que más admiro de esta novela es el logro del tono narrativo, la voz, Olaf es un niño y un niño narra la historia.

Sí. El tono narrativo, la voz del personaje que ha de narrar la historia debe ser perfecto, es decir, creíble. Esa es la primera obligación que tiene todo novelista. El novelista debe crear una voz creíble y una vez conseguido ya puedes tirar del hilo, contar la historia.

¿Disfruta?

Una vez conseguido esto, tener la voz narrativa bien perfilada y el tiempo verbal en que ocurre la novela determinado, que es lo más duro, mentiría si dijese que no disfruto contando la historia. Lo mejor de ser escritor es el proceso creativo donde uno se olvida del mundo en el que vive, de todos los males y sinsabores. Disfruto, sí, disfruto como una niña pequeña.

¿Se cumplieron sus sueños de niña?

Sí, de niña quería ser escritora, admiraba a los escritores que leía y me preguntaba cómo se escribía un libro, mi máxima ilusión era que un día estuvieran en las bibliotecas públicas libros con mi nombre, escritos por mí, y ahí están mis novelas. Sueño cumplido.

¿Es su sueño dorado?

Sí.


¿Cuente a los lectores cuál es el sueño dorado de Olaf?

Saber por qué se llama Olaf, cuál es la historia que esconde su nombre.

¿Y la casona por qué se llama El sueño dorado?

Ah! El porqué esta dentro de la novela, y guarda creo yo una historia maravillosa entre sus paredes que tiene mucho que ver con el mundo de los libros, de los sueños, de la superación del individuo, de la curiosidad.


¿La literatura es su vida?

Sí.

¿Por qué escribir entre tantos oficios?

Puedo hacer muchas cosas pero si no escribo me falta el aire, no encuentro sentido a la existencia. Además escribir es un oficio, levantar algo de la nada, crear. Es un oficio lleno de gratificaciones. Creo que todos hemos venido a este mundo a algo en concreto y yo sé que vine a contar historias. Escribir es una necesidad vital como respirar, parafraseando a Manuel Vicent, que a su vez parafrasea a Joan Fuster: “Morir debe de ser dejar de escribir”.


¿Sus pretensiones literarias?

Seguir escribiendo cada día, escribir, escribir y escribir, no parar de contar historias y lo que venga bienvenido será. Este oficio es un oficio de largo recorrido, un trabajo de fondo, en el que aprendes cada día, el oficio se aprende con oficio, así pues mi única pretensión literaria es cada día escribir mejor y seguir en este viaje de largo recorrido, pues los viajes de largo recorrido son los más gratificantes y atractivos. Volviendo a ‘La casona del sueño dorado’, estoy segura de que es una novela de largo recorrido de esas que ganan con el paso del tiempo y más teniendo en cuenta que las novelas encuentran a su lector de uno en uno.


Así pues solo me queda desearle a Olaf un largo recorrido y a usted una larga vida literaria de la que podamos disfrutar todos.