«Tenía el alma vieja y sabia. Su porte era señorial. Había
permanecido toda su vida en la casona del
sueño dorado y si alguna vez se marchó fue por breve tiempo y para
regresar. De
niño sin pretenderlo todas las noches con el embozo de la colcha y la almohada
se hacía un arrebujo con forma de caracola de mar. Desde allí dentro, por aquel
agujero de formas onduladas podía ver la luz de la noche. Fue un niño viejo,
cuyo conocimiento superaba lo normal para su edad, preguntaba todo lo que no
conocía y no descansaba hasta que su curiosidad estaba saciada. Sentía
predilección por la luna, había nacido en una luna nueva de un noviembre
perdido en el
calendario, cuando el sol hacía
seis horas que se había puesto. Cada noche se sentaba en el alféizar de la
ventana de su aposento y contemplaba a aquella luna que en todo influía tal
como había aprendido.»
*Primer párrafo de la primera página de la
novela LA CASONA DEL SUEÑO DORADO de María Aixa Sanz.
Collage La
India para CMN