Hay dos
cosas que comparten tanto las novelas como los amores para que en verdad
funcionen, estas dos cosas son la magia y la pasión. En el amor acabados la
magia y la pasión se acabo la relación; y en las novelas sí llegados a un punto
el lector no ha sentido todavía en su ser la pasión por la historia que está
leyendo y la magia no le ha
envuelto y llevado consigo a un mundo imaginado, mal andamos.
La pasión en
la literatura es la necesidad de seguir con la lectura, es tener la historia en
mente y querer abrir cuanto antes el libro para seguir leyéndolo; y la magia es
el don que posee el buen novelista para hacer que su historia, la que ha
inventado, sea también de otros, les traspase la piel, les convenza, la crean y
les llegue al alma sintiéndola parte de su ser.
De modo que
es conocido que toda buena novela como todo amor para que funcione debe
despertar la pasión del lector y cautivarlo con su magia.
Esta
introducción era para decirles que ‘CAÓTICA’, la séptima novela de la
valenciana María Aixa Sanz, posee ambas.
‘CAÓTICA’ es
una novela mágica, pues posee esa magia de la que he hablado. Una magia que se
tiene o no se tiene y ‘CAÓTICA’ la tiene. ‘CAÓTICA’ arrulla, envuelve, hechiza,
arrebuja, viste al lector con ella y lo traslada a un lugar donde manda la
pasión; la pasión por una isla, por una vida sencilla —haciendo suyo aquello de
que no es más feliz quien
más tiene sino quien menos necesita—, por
oír contar historias, por la curiosidad, por la mar, por el salitre, por los
libros, por la empatía que unos personajes sienten por otros, y también por el
mundo y sus gentes. Pues ‘CAÓTICA’ es el mundo en una novela. Es una novela
universal y global. Los personajes de ‘CAÓTICA’ son seres que llegan a la isla
para desplegar como una paleta de colores o un abanico inmenso infinidad de
historias de todas partes del mundo y de toda clase de vida o de formas y/o
maneras de vivir. Llegan a la isla para sumar y los isleños, los habitantes de
Caótica beben y absorben como esponjas esas historias que les llegan de
ultramar. Las historias que llevan consigo cada uno de los forasteros que
llegan a la isla son auténticos tesoros para el buen lector, desde la historia
del niño tuareg, a la del Señor Trottle, a la de los Owen, o la de la botánica
Sybille Hawtrey o la niña Cora, por mentar algunas ya que todas ellas son
espléndidas joyas, un delicioso manjar. Fue Emily Dickinson quien acuñó la
famosa frase de: «Para viajar lejos, no
hay mejor nave que un libro». Una frase que yo no comparto al cien por cien
pero puestos a viajar mediante un libro y si este no es ‘La vuelta al mundo en
80 días’ yo me quedo con ‘CAÓTICA’ sin ninguna duda. Se lo aseguro.
De tal modo
que el lector, como ya me ha ocurrido a mí a muchos otros lectores, se ve
transportado a un territorio único, lleno de acontecimientos que se suceden en
el tiempo sin descanso para su deleite, haciendo despertar en él, la pasión por
ese lugar hasta el punto de que éste alza la vista de la novela y piensa que le
gustaría vivir por un tiempo en Caótica; y eso
señores y señoras, volviendo al principio de la reseña, es porque ‘CAÓTICA’, la novela,
está llena de magia.
Una magia
que no nos abandona y que es mérito exclusivo de la autora de la novela, la
novelista María Aixa Sanz.
Sobra decir
que el que no nos abandone la magia tanto en las novelas como en el amor
indiscutiblemente nos hace ser unos privilegiados.
Por tanto:
bien hallada ‘CAÓTICA’.
Una novela
para vivir y releer.
Reseñado
por Alfredo Avilés [Bibliotecario]