Con vuestro permiso y para celebrar el quinto aniversario de la publicación el 15 de mayo de 2011 de EL OLOR DEL SILENCIO, reproduzco a continuación una entrevista que me realizaron en aquellos días, puesto que al releerla he comprobado que en cierta forma fue premonitoria. Supe desde que empecé a escribir EL OLOR DEL SILENCIO a principios de 2008 que me traería experiencias maravillosas y así ha sido. Antes de reproducirla quiero dar las gracias a los cientos de lectores que han tenido a bien adentrarse en EL OLOR DEL SILENCIO, y también a los que siguen afortunadamente adentrándose en él, día tras día, cinco años después; convirtiendo este título en un longseller. Gracias, gracias, gracias. Por supuesto, no voy a olvidarme en esta fecha de la gente que decidió darle el Premio Plumier de Novela 2012; ni de todos aquellos críticos y reseñistas que lo han aplaudido. A todos: GRACIAS.
—María Aixa Sanz—
[P. ¿Ha
sentido vértigo ante la publicación de esta descomunal novela donde el elenco
de personajes secundarios es magnífico, el protagonista está vivo y el
despliegue de imaginación es rotundo?
Ante
todo gracias por sus palabras. Con respecto a su pregunta, la respuesta es no.
No sentí vértigo. Puesto que me di cuenta al tener la novela impresa en mis
manos que aquello era el éxito. El verdadero éxito para mí es haber escrito
esta inmensa novela. Tenerla entre mis manos y decir toda esta historia la he escrito
yo. Ese para mí es el éxito: escribirla.
Y si a
ello, le sumo, el hecho de que sé que está gustando y entusiasma, la felicidad
es total. El hecho de que James y todos los personajes de 'El olor del
silencio' formen parte de la vida de otros, y se queden en su memoria me
proporciona una felicidad intensa y absoluta.
Antes
de que viera la luz supe que con esta novela había alcanzado el grado de
satisfacción y plenitud que siempre había buscado durante toda mi trayectoria
literaria. Con ‘El olor del silencio’ he sentido lo que es la satisfacción
completa en lo profesional. Y sé que todo lo que me llegue de la mano de esta
novela será fenomenal y lo recibiré con los brazos abiertos.
Con
James no tengo miedo. Todo lo que me traiga será bienvenido.
P. Sus
personajes, acostumbran a tener que tomar decisiones complicadas.
Sí.
Como toda persona, sufren, sienten, padecen, están tristes, alegres, disfrutan,
se divierten y cómo no, como a todos, la vida les pone en más de una ocasión
ante alguna situación complicada que han de resolver. Eso, ese viaje, ese pasar
de un estado a otro, es la base de todas mis novelas. Narro, cuento la historia
de cómo desde el punto A en que se encuentra el protagonista o los personajes
al principio de la novela llegan al punto B, al final de esta.
P.
¿Habla de sus personajes como si fuesen seres de carne y hueso?
Y lo
son. Nadie puede dudarlo. En el momento en que un personaje de papel, por así
llamarlo, pasa a hacer sentir a un lector, y se convierte en su mejor aliado,
en su mejor amigo, en ese momento mágico en que el lector se funde con el
personaje de papel, lo convierte en un ser vivo con el cual probablemente tenga
más afinidades y sepa más de él y le haya hecho sentir más que el vecino del
quinto. ¿Con cuántos personajes de novela se ríe y llora? ¿Cuántos se quedan a
vivir en la memoria? Están vivos porque viven en nosotros.
P. ¿Cómo
fabrica sus novelas?
Se me
presenta el título, como un flash, y luego me pregunto que qué es lo que ocurre
ahí, en ese lugar, con esa frase. En esta novela, vino a mí, ‘El olor del
silencio’ y me pregunté que qué era y tiré del hilo. Y ese hilo me llevo a
rellenar más de setecientas páginas.
P. ¿En
qué momento le surgió la idea de escribir ‘El olor del silencio’?
En el
momento en que se plantó delante de mí la pregunta de que a qué olía el
silencio. Y me contesté que según. Entonces supe que quería contar esa historia
y no otra.
P. ¿Una
historia toda imaginada que no se agarra en ningún momento a ningún hecho
histórico?
Sí. Soy
novelista. No historiadora, no escribo novelas basadas en hechos históricos.
Novelo sobre el alma humana, por decirlo de algún modo. El ser humano tiene las
suficientes aristas, matices y luces para poder centrarse solamente en él y no
tener que recurrir a una guerra, a un conflicto bélico, etc. El ser humano me
apasiona.
P.
¿Cómo se pasa de la idea a la escritura?
Con
disciplina. Escribiendo todos los días. Unos días más y mejor, y otros no
tanto. Con una implicación total. Hasta llegar a un punto en el que soy auténticamente
feliz, por eso me dedico a ello. Porque soy feliz mientras escribo.
P.
¿Cómo es su técnica de trabajo?
Tirar
del hilo, tirar y tirar…Hasta ver donde llego. Como un viaje del que se compra
el billete de ida pero no el de vuelta, y del que se desconoce todo: adónde se
va, cuáles serán las paradas, los compañeros de viaje.
P.
¿Cómo decide una ser escritora?
En mi
caso, no creo que yo lo decidiese en ningún momento. Desde que tengo uso de
razón sé que escribo historias. De niña quería ser de mayor escritora y lo soy.
Destino. Probablemente es el destino ya que el ser humano poco margen de
maniobra posee. Como decía mi bisabuela materna: «Es el destino de cada
persona». Nací para contar historias eso lo tengo claro y en ello estoy, la
razón no la sé, es algo que brota de mí. Es lo que me hace feliz. Y yo siempre
he apostado por la felicidad.
P.
Existe la literatura universal pues ‘El olor del silencio’ es buen ejemplo de
ello, ¿lo cree así?
Evidentemente,
a la hora de sentir en todas las partes del mundo se siente igual. Todas las
lágrimas y las risas tienen la misma forma y el mismo perfil en cualquier parte
del mundo. Además el mundo cada vez es más pequeño y nos afecta todo más a
todos. Nada está tan lejos, ni nadie está tan lejos. Nunca se había llegado al
nivel de conocimiento y comprensión que hay actualmente de los unos con los
otros como en la sociedad que ahora vivimos.
P.
¿Cree que el erotismo; dado que éste está presente en las 726 páginas de ‘El
olor del silencio’?
Por
supuesto. Si no apaga y vámonos. El erotismo es la sal de la vida y más si como
yo he nacido y vivo en el Mediterráneo.
P.
Usted hace gala siempre de ser valenciana. Esta orgullosa de ello y en ‘El olor
del silencio’ en constantes guiños lo muestra.
No le
quepa la menor duda. Si de algo estoy orgullosa en la vida es de ser
valenciana. De los rasgos que impregna esa condición al carácter.
P. Es
esta su sexta novela, si me permite, su mejor novela, plagada de sorpresas y
con una cuidada edición, ¿cuándo la escribía tenía presente al lector?
Siempre
tengo presente al lector. Soy contadora de historias y me gusta que el lector
disfrute y se implique en la historia. Me gusta que el lector esté a gusto. No
soy una novelista que se mira el ombligo. Cuando escribo pienso en el lector
pues es a él a quien le estoy contando la historia. En cuanto a la edición, sí,
se cuida lo máximo posible. No soporto las malas ediciones.
P. ¿Qué
son para usted las bibliotecas? ¿Cuál es la diferencia entre las bibliotecas
públicas y las privadas?
De niña
quería ser escritora cuando me paseaba por la biblioteca pública, admiraba a
los escritores que leía y me preguntaba cómo se escribía un libro, mi máxima
ilusión era que un día estuvieran en las bibliotecas públicas libros con mi
nombre, escritos por mí, y ahí están mis novelas. Sueño cumplido. Partiendo de
eso, puede adivinar que las bibliotecas me parecen lugares maravillosos, donde
el lector se encuentra con todo un universo plasmado en negro sobre blanco a
través de décadas y décadas de trabajo de cientos de escritores. Ese lector en
las biblioteca es el ser más libre del mundo, y en su mano está elegir un libro
en concreto entre tantos, sin ninguna presión solo por el sencillo hecho de
leer la sinopsis o los primeros párrafos. Soy una enamorada de las bibliotecas.
Son espacios absolutamente democráticos donde el lector es quién manda. Pocas
estampas me parecen tan preciosas como ver a un lector frente a una estantería
con un libro en la mano ajeno al mundo que le rodea. Eso son las bibliotecas
públicas para mí. Que además cumplen una función que es el fomento de la
lectura desde temprana edad, una función que en muchas ocasiones solo las
promueven ellas, pues no todos los entornos familiares están dotados de
bibliotecas privadas y propias. La biblioteca privada es un placer en sí misma.
Es la expresión del instinto de posesión elevado a su enésima potencia.
Congratula a su dueño, le hace feliz pero después de ello creo que toda
biblioteca privada debe ser donada a una pública, ese egoísmo que poseemos
todos los dueños de bibliotecas privadas llega un momento que no tiene razón de
ser y advertimos que los libros deben estar rodeados del mayor número de
lectores posibles. Pues un libro solo está vivo cuando está al alcance de los
lectores. Yo tengo mi propia biblioteca y sé que tarde o temprano la donare a
una biblioteca pública, esa debe ser su estación de destino final.]