Leyendo EL OLOR DEL SILENCIO he sentido que podía decir no a los prepotentes y a los indiferente, también me he sentido como un pequeño héroe. Pequeño pero al fin y al cabo héroe. ¿Y por qué? Por esta maravillosa novela que empieza como una comedia y con el paso de las páginas se convierte en algo muy grande donde se nos muestra las salidas inesperadas que por fortuna nos reserva la vida, como nos muestra lo valioso que es ser uno mismo, creer en el niño que fuimos y amar los lugares y las personas que poblaron nuestra infancia. Es en la infancia donde nos convertimos en pequeños héroes del cada día, algo que sólo podremos demostrar de adultos. La historia narrada por María Aixa Sanz en EL OLOR DEL SILENCIO es la prueba de ello.
Perderse la lectura de esta fabulosa novela es de locos. Porque perdérsela significa perder algo de nosotros muy valioso.
¡Así que a por ella!
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