… Tan guapo que siempre llevaba puestas sus gafas de montura metálica
para disminuir el efecto de aquellos ojos demasiado azules.
Los ojos azules es el hilo
conductor de ‘La viola de Tyneford
House’ (Alianza) de Natasha
Solomons. Los ojos azules de Julian
Landau, el padre; los ojos azules de Kit,
el primer amor; y los ojos azules de Daniel,
el hombre de la vida de la protagonista: Elise
Landau. Los ojos azules se vuelven el hilo conductor sin que el lector se
percate de ello y sin que la escritora lo resalte demasiado. Pero lo cierto es
que los ojos azules y la viola que Julian
Landau le regala a Elise Landau
antes de que parta desde Viena a Inglaterra se convierten en la verdadera compañía
de Elise en su exilio. ‘La viola de
Tyneford House’ es una novela para disfrutar de la lectura. Natasha Solomons consigue que aunque su
novela sea una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, ésta quede en un segundo
plano, escribiendo sobre el amor y la pérdida; sobre la vida cotidiana para las
gentes que no están en primera línea de combate; y en la bahía de Tyneford
recrea un mundo que desaparecerá tras la guerra, pero mientras tanto, mientras
se lee la novela sigue vivo en nosotros. Mientras no se ponga el punto y final:
Tyneford existe. Existe la bahía, la pesca, las gaviotas, los cormoranes, el
salitre, el amor, la pasión, el calor de la cocina, el sabor del tabaco, el
olor del cuero con el cual están encuadernados los libros de la biblioteca, la
música como nostalgia y una vida anterior, los ojos azules y la viola. La
maduración y transformación de la muchacha Elise
Landau en la mujer que resulta ser, está tan magníficamente construida, que
el lector acaba respirando y sintiendo con ella. Y al lado de ella, una
sucesión de personajes secundarios, dignos de la buena literatura, de las
novelas en las que el lector se sumerge y se convierte en uno más, en el
espectador silencioso que disfruta, disfruta y disfruta. ‘La viola de Tyneford House’ es una novela sencillamente
espectacular.
© MARÍA AIXA SANZ