Irlanda,
1919.
Hoy ha
empezado mi viaje a África.
Salí por la
puerta principal y crucé el sendero de losas.
Novelón. Novelón. Novelón. Gran novela la que
acaba de publicar Alianza: ‘La hija de
la criada’ de la sudafricana Barbara
Mutch.
‘La hija de la
criada’ posee
reminiscencias de ‘Memorias de África’, el libro de viajes de Karen Blixen, y
posee junto a esas reminiscencias la calidad y el fuelle de toda buena novela;
es decir tiene y guarda el equilibrio entre la intriga y el ritmo básico para
que una novela permanezca durante toda la trama a la misma altura sin
desinflarse por el camino o a mitad. ‘La
hija de la criada’ transcurre en Karoo,
a unos cuantos kilómetros de Johannesburgo, allí una muchacha irlandesa Cathleen se convierte en esposa y madre
tras abandonar Irlanda. Su marido, sus hijos, y la vida que lleva en Cradock House no la colman de alegría
como la colma la hija de su criada: Ada.
Entre Cathleen y Ada se crea un vínculo enorme. Cathleen
le enseña a leer, a escribir y a tocar el piano a Ada, y Ada mientras
realiza las tareas propias del hogar, va leyendo el libro especial de su señora, es decir, el diario íntimo que va
escribiendo Cathleen desde que partió
en 1919 de Irlanda. Ese diario escrito en secreto y leído también en secreto
las une todavía más con un lazo indisoluble que toma verdadera consistencia
cuando Ada —a quien su señora sin
darse cuenta desde niña le ha ido regalando y forjando un futuro al enseñarle a
leer, a escribir y a ser una virtuosa del piano— tiene que afrontar un episodio
del que jamás creía que podría llegar a formar parte. Y como telón de fondo de
los avatares propios de la vida dura de Ada, el apartheid y la
segregación racial; y como salvación la música, Cathleen al enseñarle a
tocar el piano a Ada le mostró la pasión de su vida. Ada vive por
y para la música, para Chopin, Beethoven, Debussy. Eso la salva. ¿Pero cuál es
la pasión de Cathleen? ¿El señorito Phil, su hija Rosemary,
su diario, Ada, Irlanda? ¿Quién la va a salvar?
‘La hija de la criada’ es el fruto de la hermosa solidaridad y lealtad que se produce entre
las mujeres cuando la soledad y la sinrazón llaman a sus puertas. Un
sentimiento que solo es capaz de albergar la mujer por ser mujer. Y entre toda
la trama, entre la novela, el libro especial de la señora, el diario
íntimo de Cathleen, que para el lector resulta ser una verdadera
joya. Además junto a la calidad de la novela y a la belleza y sinceridad
del diario íntimo, el lector también encuentra en ‘La hija de la criada’ ese
placer tan único y especial que sólo proporciona la lectura. 'La hija de la
criada' es literatura en estado puro.
© MARÍA AIXA SANZ