9 de noviembre de 2013

INOLVIDABLES: “TRES VECES AL AMANECER” de Alessandro Baricco

… Pensaba en la misteriosa permanencia del amor, en la corriente nunca quieta de la vida.


‘Tres veces al amanecer’ (Anagrama) es un libro en su conjunto bellísimo compuesto de tres piezas distintas cada cual más maravillosa que se complementan más allá del tiempo y del espacio. Si el lector asiduo de Alessandro Baricco leyó en su momento 'Mr. Gwyn' y en una de esas, antes de empezar ‘Tres veces al amanecer’, decide releer ‘Mr. Gwyn’ acertará con la decisión pues  disfrutará de ambos títulos con esa extraña complicidad que sólo se da entre el lector y el autor; e incluso entenderá mejor ‘Mr. Gwyn’ y al propio Jasper Gwyn. Las tres piezas de ‘Tres veces al amanecer’ son  necesarias para disfrutar plenamente de ‘Mr. Gwyn’, créanme, puesto que tras leerlas es cuando realmente se comprende que es lo que Jasper Gwyn buscaba al escribir retratos. Se entiende aquello que Rebecca le explicó al maestro de Camdem Town: «Jasper Gwyn me enseñó que no somos personajes, somos historias, dijo Rebecca. Nos quedamos parados en la idea de ser un personaje empeñado en quién sabe qué aventura, aunque sea sencillísima, pero lo que tendríamos que entender es que nosotros somos toda la historia, no sólo el personaje. Somos el bosque por dónde camina, el malo que lo incordia, el barullo que hay alrededor, toda la gente que pasa, el color de las cosas, los ruidos.» [Página 174 de ‘Mr. Gwyn]; como también se visualiza la pasión del propio Jasper Gwyn por los vestíbulos de hotel. «Rebecca dijo que los hoteles elegantes le daban un poco de miedo, pero Jasper Gwyn le hizo notar que pocas cosas hay en el mundo tan hermosas como los vestíbulos de hoteles. Con toda esa gente que va y viene, dijo. Y todos esos secretos. Luego se lanzó a una confesión, algo que no resultaba habitual en él, y dijo que  en otra vida le habría gustado ser un vestíbulo de hotel. ¿Se refiere a trabajar en un hotel? No, no, ser un vestíbulo de hotel, físicamente. Aunque fuera de un tres estrellas, eso no importa.» [ Página 68 de ‘Mr. Gwyn’ ]

Para el lector que no ha leído ‘Mr. Gwyn’, indicarle que ‘Tres veces al amanecer’ es el título de un libro clave en la resolución de la trama de ‘Mr. Gwyn’; cabe decirle también que como el propio Baricco indica en el prólogo de ‘Tres veces al amanecer’  no es necesario haber leído ‘Mr. Gwyn’ para leer ‘Tres veces al amanecer’ y disfrutarlo; y es verdad, ‘Tres veces al amanecer’ como un libro solo, es un título que resulta ser exquisito y extremadamente cautivador y hechizante amparado en los parámetros  de la literatura donde todo es posible, como por ejemplo que los mismos personajes se encuentren en distintas épocas de su vida a distintas edades en vestíbulos de hotel, pero además ‘Tres veces al amanecer’ es un canto a los misterios del amor, a lo indiscutible del destino y a los amaneceres con la luz de los cuales es posible creer que existe una nueva oportunidad, que todo puede volver a comenzar, a renovarse, a reinventarse, incluso a expiarse.

‘Tres veces al amanecer’ es la demostración por parte de Alessandro Baricco de que de una manera irracional o racional todos somos fragmentos de una misma historia.

¡Brillante! Sencillamente, brillante.


© MARÍA AIXA SANZ