… Era una perspectiva que daba
vértigo, imaginar toda esa libertad, comprender lo poco que importaba la
elección que hiciera. Podía ir a cualquier sitio que se le antojara, podía
hacer cualquier cosa que le apeteciera y a nadie en el mundo le importaría.
Leo ‘La música del azar’ (Anagrama)
que se publicó en el año 1991 y que va por la decimotercera edición.
Una novela atemporal.
Cuyo protagonista Jim Nashe
es uno de esos tipos íntegros, con cierto sabor pendenciero, que nada tiene que
perder, que está de vuelta de todo y aún así diferencia el bien del mal, lo que
está bien de lo que está mal. Un tipo que enamora. Nashe, es un tipo al
que un golpe de fortuna le cambia la vida o los parámetros de ésta. Un golpe de
fortuna con el que puede cambiar su vida de arriba abajo o de abajo arriba. Nashe
apasionando lector, aficionado a la música clásica, bombero de profesión siente
una profunda pasión por la carretera y por conducir sin importarle el destino.
El golpe de fortuna, el azar, hace que ello sea posible y Nashe se deja
llevar por ese azar sin tenerle miedo a nada, sin imaginar lo inesperado. Y
cuando lo inesperado está en manos de Paul Auster las novelas toman
cuerpo, lo imposible se vuelve posible, la tensión es palpable y va creciendo
hasta finalizar la narración en alto.
‘La música del azar’ es
una novela espectacular y Nashe unos de esos personajes tan bien
definidos, tan compactos, que su personalidad traspasa la ficción para vivir en
el lector. Nashe siempre será el tipo integro, fiel a sí mismo, y en
quién todos los personajes secundarios se apoyaran no para hacer crecer la
historia sino para hacerlo crecer a él. Pues es él la historia. Él y el azar.
¡Chapó! Auster.
© MARÍA AIXA SANZ