… te equivocarías al decir que no fuiste feliz allí, porque no tuviste
dificultad en adaptarte a las limitadas circunstancias, te resultó estimulante
descubrir que podías apañártelas con casi nada, y con tal de que fueras capaz
de escribir, te daba igual el sitio en que vivieras.
‘Diario de invierno’ (Anagrama) es el título de la denominada por
muchos medios de comunicación autobiografía de Paul Auster, un título que en realidad corresponde más a una novela
que a una biografía pues en clave de novela se lee. ‘Diario de invierno’ es el relato de un hombre que contempla como
cae la nieve desde detrás de una de las ventanas de su casa en Brooklyn y
espera que con la primavera llegue el primer petirrojo. Ese hombre está a punto
de cumplir sesenta y cinco años y repasa ya sea por nostalgia, miedo o por un
cierto asombro por haber llegado a esa edad: las vidas de las personas que ha
sido clave en su historia personal y sobre todo la muerte de éstas. ‘Diario de invierno’ es un relato sobre
la muerte, sobre el pánico que le produce la muerte al protagonista, un
personaje que es capaz de llorar al oír un cuarteto de cuerda o leer una poesía
y que es incapaz de hacerlo frente a la muerte. El hilo narrativo para que el
protagonista y narrador vaya contándonos lo que es su historia: son las
distintas casas en que ha vivido, las circunstancias que lo llevaron a ellas,
como fue su vida allí y en que deparo su estancia. Con cada mudanza el
personaje crece y madura. Cada mudanza física es una mudanza personal e íntima
del protagonista de la narración, pues con cada mudanza se incorporan a su vida
nuevas personas y salen otras. Cada mudanza al protagonista le suma. Se hace
sabio y experto en esto tan nuestro que es la vida. Si el personaje y/o el
protagonista de ‘Diario de invierno’
es el propio Paul Auster, da lo
mismo. Pues si al personaje y/o protagonista le hubiese puesto otro nombre, la
narración, la novela seguiría siendo igual de excelente, de una calidad
literaria extrema. Además ‘Diario de
invierno’ rezuma en cada página elegancia. ‘Diario de invierno’ es una obra elegante. Pocas veces se podrá
leer la intimidad de alguien de una forma tan elegantemente escrita y lo que Paul Auster ha hecho con todos sus
lectores, no es más que un acto de una auténtica generosidad, al no esconder
que tras la historia, tras el protagonista, está él.
Ahora tras el elegante y generoso
‘Diario de invierno’ nos queda
esperar el epistolario entre Coetzee y el propio Auster que Anagrama publicara en noviembre,
mientras tanto seguiremos sintiéndonos afortunados releyendo toda su obra.
© MARÍA AIXA SANZ