… Conocía el
restaurante muy bien, como si siempre hubiera llevado su imagen consigo: el
estrépito de las cazuelas y platos, el olor a apio troceado cocinándose en
mantequilla a fuego lento, lo manojos de hierbas aromáticas, los enormes tarros
de aceitunas griegas arrugadas, las cestas de perejil, las humeantes ollas
negras vigiladas por un chico mayor que Luke. Más allá de la cocina, apenas
separado de esta, se extendía el comedor, con sus mesas cubiertas de manteles
blancos y motas de polvo flotando en los rayos de sol. Había tantos elementos
decorativos —regalos y recuerdos acumulados con los años— que a Luke siempre le
hacía pensar en una casa particular, en una de esas casas de familias numerosas
que pegan con celo los dibujos del parvulario encima de la repisa de la
chimenea, donde se quedan olvidados.
Abrir una novela de Anne Tyler
es sinónimo de confortabilidad, es ponerse cómodo, preparado y contento al
saber que se tiene entre manos la garantía de que te va a contar una buena
historia. Las primeras frases de cada novela se paladean como un premio y uno
no puede dejar de sentirse de otra forma que no sea realmente afortunado y
feliz. Los primeros párrafos son ya el preludio del placer que es leer las
historias de esta contadora. ‘Reunión en el restaurante Nostalgia’
(Debolsillo) es quizás la más entrañable de las novelas de Anne Tyler.
Los Tull: Beck y Pearl Tull y sus tres hijos Cody, Ezra
y Jenny, son los personajes protagonistas de esta novela que es un
retrato de familia. En sus casi cuatrocientas páginas se comparten lugares
comunes, pasiones, acritudes, caracteres, etc. Pero el logro de Anne Tyler es
que consigue que el lector al mirar de cerca a cada uno de los miembros de la
familia Tull pueda apreciar los distintos que son, sin embargo cuando
obliga al lector a mirarlos de lejos, desde cierta perspectiva logra que el
lector vea algo admirable que ocurre en cada familia: lo muy parecidos que son,
lo exactamente iguales que son, con comportamientos que se repiten en el tiempo
y actitudes que de tan similares asombran.
Anne Tyler siempre ha
mostrado cierta debilidad por Ezra —su personaje preferido de entre
todas sus novelas—, un hombre magnánimo que a través de su restaurante, y a
través de cocinar para los otros intenta limar asperezas entre los miembros de
su familia. Ezra, es esa persona que en cada familia existe y que es la
única que reúne siempre a todos, una de esas personas que nunca tiran
la toalla y que apuestan por la familia y la anteponen sobre todas las
cosas de la vida a riesgo de perder en el intento y por el esfuerzo su
individualidad.
Ezra, es un romántico, y Nostalgia,
su restaurante, el lugar donde según él cada cliente va a comer para saciar el
vacío que le ha dejado lo que una vez perdió. Algo que él conoce de primera
mano por propia experiencia, pues todos los miembros de la familia Tull,
un día perdieron algo muy parecido a la confianza y desde ese día intentan
construir sus vidas desde cero o desde el punto y seguido.
Hermosa y veraz novela.
© MARÍA AIXA SANZ