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8 de febrero de 2015

INOLVIDABLES: “LA LLUVIA ANTES DE CAER” de Jonathan Coe

«Dicen que un instante y la eternidad se confunden cuando experimentas una emoción intensa.»

Desde que tuve conocimiento hace unos años de la existencia de la novela ‘La lluvia antes de caer’ de Jonathan Coe supe que acabaría leyéndola. De modo que ahora que la editorial Anagrama la ha editado en su colección: Compactos, no he querido desaprovechar la ocasión. Es conocido que el instinto no se equivoca cuando te guía hacia algún lugar, pues bien, el instinto que me ha llevado a leer ‘La lluvia antes de caer’ no ha errado el tiro y ha hecho que me adentre en una espléndida novela cuyo inicio es de intriga trepidante con el fallecimiento de Rosamond y lo que hallan en su hogar, alrededor de su cuerpo; para seguidamente, cambiar y convertirse con el paso de las páginas en una historia narrada con mucha más calma de una forma profunda y tierna. Ese cambio de ritmo hace que ‘La lluvia antes de caer’ sea una de esas novelas en las que el lector, sin darse cuenta, se sumerja leyéndola en la madrugada.

‘La lluvia antes de caer’ es una atractiva lectura por la historia que se narra en ella, por la calidad de la narración y por la pregunta que lanza la propia Rosamond de: «¿Pero qué pasa con los recuerdos de los que no hay fotos, ni pruebas, ni confirmación posible?»  

Y es de esa pregunta de dónde nace y crece la novela pues como respuesta tanto Rosamond como Jonathan Coe deciden que con esos recuerdos solo cabe un modo de proceder, que es contarlos para que se vuelvan más tangibles y más reales; y de ese manera, recuerdo a recuerdo, ‘La lluvia antes de caer’ y sus personajes se convierten en inolvidables.


© MARÍA AIXA SANZ

22 de junio de 2014

INOLVIDABLES: “EL AMOR ENTRE LOS PECES” de René Freund

‘El amor entre los peces’ (Alfaguara) de René Freund es una de esas novelas que convierten las horas de lectura en una tarde o una mañana perfecta. El vienés René Freund ha escrito una maravillosa novela que asalta al lector como una buena sorpresa digna de ser recordada. ‘El amor entre los peces’ trascurre entre Berlín y las montañas del Tirol, pues es en una cabaña tirolesa donde Fred, el protagonista de ‘El amor entre los peces’, se refugia para reencontrarse consigo mismo. Poeta de profesión y sumergido en una crisis de creatividad y en ataques de  enoclofobia, Fred, resucita y vuelve a la vida a muchos metros de altitud en Austria. El gran acierto de René Freund es que tanto Fred como el lector acaban sintiéndose a la vez como pez en el agua en ese paraje y con sus habitantes, encontrando tal como trascurre la novela la armonía. El Fred que el lector conoce en Berlín al principio de esta historia, que es un Fred hecho un desastre, lleno de ironía y negatividad, nada tiene que ver con el Fred al que se llegará a apreciar con el paso de las páginas. Un tipo por el cual se siente auténtica simpatía, y del que se espera con anhelo las cartas que le escribe a su editora.

«Hoy llueve demasiado, así que me voy a quedar en casa, junto a este fuego acogedor, a contemplar el lago, en el que cada segundo caen miles de gotas. Podría pasar horas mirando cómo el agua se funde con el agua, y eso es lo que pienso hacer. Le agradezco mucho que dé un poco de variedad a mi vida en calidad de interlocutora epistolar. Estoy segura que la aburro pero puedo asegurarle algo: yo no me aburro. Escuchar el silencio es una de las mejores experiencias que puede tener el ser humano. Créame, debería probarlo.»

‘El amor entre los peces’ es una buena novela para desconectar, si es eso lo que se busca. Amena, divertida, reconfortante. Donde debajo de su aparente sencillez se esconde algo tan profundo como las ganas de querer recuperar el equilibro, la paz y la armonía dentro de nosotros mismos. Sin exagerar, ‘El amor entre los peces’, es una lectura beneficiosa para el lector, ya que tal como se avanza por ella, se instala en el cuerpo un relax notable que quizás llega en el momento exacto y justo. Razón suficiente para llevarnos esta historia de vacaciones. Pues ella en sí ya es unas vacaciones.

Grato descubrimiento el de esta feliz lectura.

© MARÍA AIXA SANZ


16 de junio de 2014

INOLVIDABLES: “MIENTRAS LAS PRINCESAS DUERMEN” de Elisabeth Blackwell

… Todavía puedo sentir el hormigueo que me recorrió desde el cuero cabelludo hasta las puntas de los pies, esa eufórica mezcla de miedo y anticipación, parada ante el umbral de una nueva vida.

Acabo de leer el novelón de final sorprendente que es ‘Mientras las princesas duermen’ (Lumen) de Elisabeth Blackwell. Tras la moderna portada nos espera con los brazos abiertos una novela de reyes y reinas, de castillos, de caballeros y de damiselas.  ‘Mientras las princesas duermen’ está narrada por Elise, una muchacha huérfana que a los catorce años de edad entra a servir en el castillo de la ciudad de Saint Elsip, y poco a poco asciende en el escalofón social dentro de las murallas, hasta convertirse en la mano derecha de la reina Lenore y de la princesa Rose. Pero Elise no es tan solo la mano derecha de la reina y de la princesa en el reinado del rey Ranolf, sino es también vigía, testigo y guardiana del sueño de la princesa Rose, porque mientras la princesa duermen, todo un mundo fuera de su alcoba conspira unos a su favor y otros muchos en su contra. Elise y el propio rey Ranolf tendrán que enfrentarse a la maldición que Millicent, —tía del rey—, ha echado sobre el reino y a la sed de venganza de príncipe Bowen. En ‘Mientras las princesas duermen’ el protagonismo lo tienen las mujeres, desde el ama de llaves del castillo hasta la reina y desde la última de las criadas hasta la princesa. Y en todas ellas, Elisabeth Blackwell, ha querido mostrar sin tapujos como aman y como son amadas, y qué diferencia hay entre el amor verdadero que sienten del que no lo es, es decir, del pasajero. De modo que las mujeres en 'Mientras las princesas duermen' aman con un amor profundo, un amor por su hombre lleno de respeto, lealtad, complicidad, sensualidad y pasión. Y si ese amor que sienten es verdadero y perdura en el tiempo son correspondidas con mucho amor, ternura, devoción, y sus hombres las destacan como únicas entre todas, clamando ese amor a los cuatro vientos. «El amor del que estoy hablando es mucho más poderoso…»

‘Mientras las princesas duermen’, ha sido etiquetada como una revisión del cuento de La bella durmiente, y aunque el personaje de la princesa Rose tiene similitudes con la bella durmiente, es mucho más, es una novela espléndida para todos eso lectores que se emocionan y les encantan las historias que empiezan con un Érase una vez…

© MARÍA AIXA SANZ


15 de marzo de 2014

INOLVIDABLES: “ABRIL ENCANTADO” de Elizabeth von Arnim

«—Sí —dijo Mrs. Wilkins, todavía como si temiera que alguien la sorprendiera—. No quedarse aquí y decir «Qué maravilloso», y después volver a casa como de costumbre y preparar la cena y el pescado igual que lo hemos estado haciendo durante años y como lo seguiremos haciendo durante años. De hecho —dijo Mrs. Wilkins, enrojeciendo hasta la raíz de los cabellos, ya que el sonido de lo que estaba diciendo, de lo que estaba saliendo a borbotones, la asustaba y, sin embargo, no podía detenerse—, no le veo final. No hay ningún final. Por lo tanto, debería haber una pausa, debería haber descansos, en interés de todo el mundo. Vamos, en realidad sería un gesto generoso marcharse y ser feliz durante un tiempo, ya que regresaríamos mucho más agradables. ¿Sabe usted?, llega un momento en que todo el mundo necesita unas vacaciones.
—Pero ¿qué quiere decir con conseguirlo? —preguntó Mrs. Arbuthnot.
—Cogerlo —dijo Mrs. Wilkins.
—¿Cogerlo?
—Arrendarlo. Alquilarlo. Tenerlo.
—Pero ¿quiere decir usted y yo?
—Sí. Entre las dos. Compartir. Así sólo costaría la mitad, y usted tiene un aspecto tan..., usted tiene aspecto de desearlo tanto como yo, como si necesitara un descanso, que le sucediera algo feliz.»


La australiana Elizabeth von Arnim escribió alrededor de dos docenas de novelas bajo el seudónimo de «por la autora de Elizabeth y su jardín alemán»  o como «por Elizabeth». Entre sus títulos se encuentra ‘Abril encantado’ (Alfaguara), una sensacional novela que escribió en 1922, y cuya lectura es muy placentera. Elizabeth von Arnim convirtió ‘Abril encantado’ en una historia cargada de humor, belleza y de una rebeldía femenina y sentimental apasionante.
‘Abril encantado’ sorprende y gusta de un modo muy particular y peculiar. En ella el lector se  reencuentra con ese exclusivo, entraño y apetitoso placer que sólo se obtiene a través de la lectura. Sus cuatro simpáticas y singulares protagonistas conquistan el corazón de quien las observa. Cuatro mujeres —Lotty, Rose, Scrap y Mrs. Fisher— de clase social y edades distintas que deciden tomarse unas pequeña vacaciones y huir dejando atrás el gris y lluvioso Londres, su vida convencional y sus matrimonios aburridos y desencantados, para de ese modo darse un respiro, o un pequeño capricho, o realizarse un autoregalo. Para tal fin se trasladan en el mes de abril a Italia, en busca de la luz de Mediterráneo, en un paraje de una belleza trastornadora, llevadas de la mano de Lotty Wilkins tras ver un anuncio en The Times: «Para aquellos que aprecian las glicinias y el sol. Se alquila pequeño castillo medieval italiano amueblado durante el mes de abril. Permanecen los sirvientes necesarios. Z, Apartado 100.»

De todas ellas es Lotty Wilkins la que da cuerpo al plan; una mujer que a primera vista resulta gris y plana, pero que aun así posee la locura y la cordura necesarias para arrastrar a las otras tres a emprender la aventura que tanto anhelan; un personaje  que se vuelve con la lectura una mujer apasionante, que entiende perfectamente a sus desconocidas compañeras, dejándose llevar, dejando que la vida fluya en lo que ella lama el paraíso. Lotty Wilkins se convierte en el alma de la novela, en el personaje más sorprendente y fascinante cuyo entusiasmo sale de la novela y atrapa al lector.

¿Pues quién no desearía por un mes en su vida olvidarlo todo en un paraje aislado del entorno cotidiano y de una belleza casi que irreverente? En ‘Abril encantado’ al lector se le permite al menos soñarlo y de algún modo vivirlo, lo que resulta ser un verdadero placer de características, diálogos y resolución inesperados y sorprendentes.


© MARÍA AIXA SANZ

3 de diciembre de 2013

INOLVIDABLES: “MI ÁNTONIA” de Willa Cather

«No había nada más que tierra: no era un país, sino el material del que están hechos los países.»

Todas las novelas de Willa Cather tiene un punto en común: el anhelo. Todos sus personajes anhelan algo sublime que les haga salirse de los cauces normales de la vida, que les salve en cierto modo de la muerte. Cada uno de ellos persigue anhelante algo que quizás concretamente no saben lo que es, pero hacen de ese anhelo su forma de vivir. Además todas las novelas de Willa Cather dejan patente la descomunal calidad narrativa de esta autora. Desde que en su día leí el relato ‘El caso de Paul’ y tras leer ‘Una dama extraviada’, ‘Lucy Gayheart’ y ‘Mi Ántonia’ sigo manteniéndome en la impresión de que las historias de Willa Cather son sencillamente sensacionales. Como he mencionado antes todos sus personajes son seres que aspiran a más, a un mundo plagado de belleza, de arte, donde los sueños se materializan. Vivir para esos sueños o mejor no vivir, sería la conclusión a la que se llega tras leer estas novelas. Los personajes de Cather y la propia Cather poseen la convicción de que sí la voluntad de transformar sus pequeñas vidas en grandes aventuras existe dentro de ellos acabará sucediendo. Y además del anhelo, Willa Cather, en sus novelas maneja con precisión los tejemanejes del amor: amor correspondido, amores platónicos, amores imposibles que los personajes llevan consigo hasta el final de sus días. Otra característica en común en cada una de las novelas de Willa Cather es el de personajes femeninos muy fuertes y de hombres que sienten una absoluta y rotunda debilidad y pasión hacia ellas.

En ‘Mi Ántonia’ (Alba Editorial), Willa Cather vuelve a demostrar al lector su maestría en narrar al detalle; y de nuevo aparece esa fascinación del hombre hacia la mujer. De la misma forma que en ‘Una dama extraviada’ Niel Herbert la sentía hacia la señora Forrester y en ‘Lucy Gayheart’, Clèment Sebastian y Harry Gordon la sentían por Lucy, en ‘Mi Ántonia’ es Jim Burden quién se siente fascinando por Ántonia, desde que tenía diez años y se fue a vivir a Nebraska a la granja de sus abuelos al quedarse huérfano. ‘Mi Ántonia’ es una historia de colonos del Oeste americano, narrada desde la perspectiva de un niño que va creciendo deslumbrado por su vecina Ántonia, una niña europea que junto a su familia acaba de llegar a tierras americanas para participar también en la conquista del Oeste.  Jim Burden nos narra su vida y la de Ántonia y mientras ellos conquistan el Oeste, Willa Cather de nuevo conquista al lector con ‘Mi Ántonia’. Toda una maravilla.

Tras leer una pequeña parte de la obra de Willa Cather, sólo me resta decir, que son novelas diez. Novelas redondas. Pequeños milagros en negro sobre blanco que dan sentido a toda una vida y que reconfortan al lector y le hacen sentir parte imprescindible de la literatura universal.


© MARÍA AIXA SANZ

2 de diciembre de 2013

INOLVIDABLES: “LUCY GAYHEART” de Willa Cather

Willa Cather en 1935 escribió ‘Lucy Gayheart’ (ALBA EDITORIAL). Una de las historias de amor más bellas de las narradas y de las leídas. El mayor de los placeres para todo buen lector. ‘Lucy Gayheart’ es una novela redonda en la que nada falta ni nada sobra. En la que se manifiesta, más que en ningún otra de sus novelas, esa pasión que sentía Willa Cather por narrar hasta el más mínimo detalle de igual modo: los matices de una puesta de sol; como el aroma de un ramo de flores; o el silencio de la escarcha y la magia de la navidad; o la elevación del ser humano a través del arte; tanto como el anhelo incansable de sus personajes por no querer conformase con lo mediocre ni lo vulgar y perseguir siempre, hasta el final, incluso más allá de las consecuencias, los sueños y la belleza que reside en ellos.

La novela ‘Lucy Gayheart’ pivota sobre tres personajes que se encuentran y desencuentran en Chicago. Los tres persiguen y anhelan lo que les falta en su vida, y se muestran inquietos y desdichados hasta que consiguen estar cerca de su sueño. Por un lado está Clèment Sebastian, un barítono aburrido de su vida que anhela la devoción que Lucy Gayheart le profesa; y por otro lado está Harry Gordon, un amable, infatigable y próspero caballero que solo siente que su vida está llena cuando tiene al lado a Lucy Gayheart. Como es natural el tercer vértice del triangulo es la propia Lucy Gayheart que persigue la belleza que brota de sus manos de pianista, es decir, la música y todo lo hermoso que ésta le ofrece en una vida lejos de lo trillado. Y en esa carrera hacia su nueva vida, en esa huida hacia la belleza intenta no romper el corazón del frágil Sebastian y del resolutivo Gordon, pues aun siendo éstos el uno la antítesis del otro solo son dos caras de la misma moneda. Ambos necesitan más que el aire que respiran las ganas de vivir de Lucy Gayheart; ambos necesitan de su amor.

Lucy Gayheart es uno de los personajes femeninos que brillan con todo su esplendor y que parece que la vida gravita, sin buscarlo, a su alrededor. Lucy Gayheart es una de esas mujeres que si ella se detiene el mundo se detiene con ella al menos un poquito; y Willa Cather lo perfiló, dibujó y narró de forma sublime. «La gente de Haverford sigue hablando de Lucy Gayheart. Cuando alguien la nombra, lo hace con un brillo dulce en el rostro o en la voz, con una mirada confidencial que dice: “Sí, ¿tú también la recuerdas?" La recuerdan como una muchacha delgada y siempre en movimiento: bailando, patinando o andando a paso ligero, con enérgica deliberación, como un pájaro que vuelve a casa. Cuando cae una nevada intensa, la gente mayor se asoma a la ventana y se acuerda de cómo pasaba Lucy, como un rayo bajo la tempestad, con el cuello de piel subido hasta las mejillas, sin encogerse, entregando su cuerpo al viento como si quisiera darle alcance.»

Leer a Willa Cather es una valiosa y hermosa experiencia. Aprovechen estos días invernales para conocer y sumergirse en su obra a tumba abierta. No se arrepentirán. Se lo prometo.

© MARÍA AIXA SANZ


23 de noviembre de 2013

INOLVIDABLES: “UNA DAMA EXTRAVIADA” de Willa Cather

«A su lado, las demás parecían torpes y vulgares, hasta las más hermosas resultaban apagadas: les faltaba ese algo en la mirada que le removía a uno la sangre. Niel estaba destinado a tener una vez más noticias de su dama, que llevaba tanto tiempo extraviada.»


Niel Herbert, el sobrino del juez de Sweet Water, una pequeña localidad del Oeste americano que resurge de la nada con la construcción del ferrocarril, siendo un muchacho  se siente fascinado por la señora Forrester, una fascinación que se torna en enamoramiento y en un amor que le dura toda la vida, pasando quizás a ser la señora Forrester la mujer de su vida. La señora Forrester es a su vez la gran señora de Sweet Water, la esposa del Capitán Forrester, el hombre que construye por esos pagos las líneas del ferrocarril. Los Forrester pasan los inviernos en Colorado y los veranos en una casa situada en la colina de Sweet Water y aun no siendo la casa espaciosa resulta ser la más grande y elegante de la localidad, además es  parada obligatoria para todos aquellos mandamases y petimetres que cruzan el Oeste. La señora Forrester es la anfitriona perfecta: bella, encantadora, llena de chispa y vitalidad. «La señora Forrester siempre estaba allí, en el umbral de la puerta, para recibir a los que llegaban, de cuya proximidad la avisaba el retumbar de las herraduras y el runrún de las ruedas al pasar por el puente de madera.»
El cambio para Niel Herbert  se produce en el momento en que los Forrester se ven obligados a pasar también el invierno en Sweet Water, desde ese día Niel y su tío empiezan a frecuentar las veladas de los Forrester y Niel pasa a ser el testigo mudo de la pareja y de la vida de su amor secreto: la señora Forrester. Niel Herbert se convierte en la persona de confianza y su existencia gravita alrededor del matrimonio, tanto del Capitán como de su esposa; y a lo largo de su vida ya sea de primera mano o por terceras personas siempre conoce qué es de los Forrester.
‘Una dama extraviada’ (ALBA EDITORIAL) es una inteligente novela, ya que lo que podía ser el relato de una amor platónico no se queda ahí, y Willa Cather ahonda en los dos personajes que forman el matrimonio Forrester; a la par, igual de interesantes y fascinantes para el lector.
Willa Cather escribió una historia nada superficial de un mundo en decadencia y de su resurgir. Una novela plagada de matices, paisajes, mínimos detalles, magníficos personajes secundarios y principales que convierten ‘Una dama extraviada’ en una novela brillante.


© MARÍA AIXA SANZ 


17 de noviembre de 2013

INOLVIDABLES: “AL ENVEJECER, LOS HOMBRES LLORAN” de Jean-Luc Seigle

«Su deseo de leer no era lo único que retenía a Gilles en su cama. Por la ventana de su habitación, y sólo por esa ventana, podía ver más allá del cerezo, incluso más allá de su padre. Podía ver al señor Antoine, el nuevo vecino, salir todas las mañanas a eso de las nueve e instalarse bajo el cenador con un libro. Seguro que un libro diferente cada día. Si Gilles nunca había visto a un hombre llorar, tampoco había visto a nadie, y menos aún a un hombre, leer un libro. El hombre, de bastante buena estatura y cabellos blancos, lo intrigaba, pero no porque leyera, sino porque tenía un aspecto feliz. Tomar conciencia de la felicidad de ese vecino discreto y silencioso le obligó a calcular la ausencia de felicidad que había en él, en su madre y en su padre. Se decía que quizás la causa fuese Henri, movilizado a Argelia. Pero no recordaba ninguna imagen de felicidad de antes de la incorporación a filas de su hermano mayor. Esa felicidad, por tanto, no podía provenir más que de la lectura. »


Hermosa novela es la publicada por Seix Barral, del francés Jean-Luc Seigle: ‘Al envejecer, los hombres lloran’. La historia narrada por Seigle es una historia de secretos, de cosas no dichas que se ponen al descubierto porque sus personajes las ven y las intuyen con los ojos del corazón y es entonces cuando las entienden con esa clarividencia absoluta que llega a veces a nosotros sin entender muy bien su porqué. Albert, Gilles y el señor Antoine son los tres personajes en los que se sostiene esta narración sobre la familia Chassaing que transcurre en un solo día. Tres personajes extrañamente ligados siendo cada uno la prolongación del otro, dejándose la vida y las enseñanzas como legado los unos a los otros. No puedo decir que todo empieza a cambiar el día de la narración, sino debo decir que el día en que se produce la narración es el día en que todos los cambios detonan.


1- Albert despierta llorando. «Al envejecer, los hombres lloran. Era cierto. Quizá llorasen todo lo que no habían llorado en su vida; era el castigo de los hombres duros.» Llora por el orgullo, amor y respeto que siente por su hijo de diez años tocado por la imaginación y los libros siendo como son una familia de clase obrera. Su condición social es lo que hace a Albert de algún modo protegerlo, por ello decide ponerlo bajo la tutela del señor Antoine un profesor retirado que acaba de afincarse en Assys. Pues aunque no alcance a comprender sabe de la importancia de los libros por ese motivo, más tarde, defiende a su hijo ante su familia diciendo: «Será un literato», y a Gilles le regala la vida. 


2- Gilles con sus ojos de niño y aferrado a Eugénie Grandet, la novela de Balzac, observa desde el amanecer a su familia y conforme pasan las horas por primera vez en su vida entiende los sentimientos de cada uno de ellos, tras pasar por la casa del señor Antoine y sumergirse en un mundo totalmente diferente plagado de libros. «Gilles comprendió entonces que cada novela que leyera lo ayudaría a entender la vida, a sí mismo, a los suyos, a los demás, el mundo, el pasado y el presente, una experiencia similar a la de la piel; y cada acontecimiento de su vida le permitiría, asimismo, iluminar cada una de sus lecturas. Al descubrir esta circulación continua entre la vida y los libros, encontró la clave que daba un sentido a la literatura; pero, al mismo tiempo, después de la vivacidad de la conversación, de la avalancha de reproches, del vaivén de situaciones que jamás habría imaginado unos minutos antes, tuvo el presentimiento de que la vida, como los libros, era una fuente infinita de rebotes, de improvistos, de secretos enterrados bajo las palabras, de que nada era inmutable y de que todo se transformaba sin cesar.»


3- El señor Antoine es todo un personaje que en sí es una oda a la lectura, al amor por las palabras, y por supuesto a la literatura y que le tiende la mano al pequeño Gilles. «Una mirada no tan avezada como la del señor Antoine nunca habría podido desvelar ese estado inaudito que hace que un niño rompa de pronto a expresarse, cuando por fin puede poner palabras a las cosas innombrables, dar al habla su poder y su precisión por primera vez en su vida; sus conocimientos pedagógicos le permitieron percibir rápidamente, por esa frase, el primer movimiento de un tránsito así que supone el término definitivo de la infancia. Era algo raro y magnífico asistir a ese deslizamiento hacia la vida adulta mediante la asunción de la palabra, más raro que asistir al primer paso de un bebe o a su primer balbuceo.»


Jean-Luc Seigle crea al señor Antoine como contrapunto al resto de personajes, pues es el único que procede del mundo de los libros, es el único junto a Albert —obrero de la Citroën— y Gilles —un niño de diez años— que sabe de la importancia de éstos y del saber que se trasmite con ellos. Por ello el orgullo que Albert siente por Gilles y por el cambio evolutivo que representa es lo que le confiere a la novela dosis elevadas de dulzura y ternura. Y ese mismo amor por los libros es lo que choca frontalmente, como una broma, con la escena principal de la novela en ese día en Assys y en la casa de esta familia: la llegada de un aparato de televisión, el primero del pueblo, en un día asfixiante donde muchos secretos, posiciones y actitudes han sido entendidos por Albert y Gilles.

La llegada de un aparato de televisión y todo un pueblo reunido a su alrededor da pie a la vida para que siga su curso natural y sea lo que tenga que ser. Con la llegada del aparato todo cambia para siempre menos el amor por los libros.

Ese amor por los libros y el respeto hacia ellos y todos los sentimientos de Albert y Gilles que recorren la jornada de un día de verano es la promesa de una buena lectura en la que refugiarse en un día extremadamente invernal. 'Al envejecer, los hombres lloran' es una magnífica novela.


© MARÍA AIXA SANZ


11 de noviembre de 2013

INOLVIDABLES: “INFORME DEL INTERIOR” de Paul Auster


… Pese a la evidencia exterior, sigues siendo quien eras, aunque ya no seas la misma persona.

‘Informe del interior’ (Anagrama), el último libro de Paul Auster publicado en el mundo entero es a diferencia de ‘Diario de invierno’ —que era una biografía novelada— la memoria del autor recogida en un volumen. Paul Auster en ‘Informe del interior’ le habla de tú al niño, al chaval, al muchacho que fue. Rescatando momentos sumamente divertidos y otros altamente arriesgados por su desnudez y densidad. En un ejercicio de honestidad y generosidad se desafía a sí mismo poniendo en negro sobre blanco aspectos, cuestiones, trances y sentimientos que otros muchos callarían; y lo hace porque quiere desentrañar cuánto en su etapa adulta, madura, de hombre de sesenta y pico años hay de que aquel niño, chaval y muchacho que fue. Con una razón o excusa bastante indiscutible: «La única prueba que posees de que tus recuerdos no son enteramente engañosos es el hecho de que a veces incurres en la misma forma de pensar.» Y de una forma muy directa sin paliativos ni engaños, Paul Auster le habla al niño que fue y ante nosotros se abre todo un mundo, su mundo, desde el instante en que Auster niño fue consciente a los seis años de que discurría por sí solo, hasta el motivo por el que nunca escribió un diario; y entretanto sus pensamientos, conflictos y contradicciones sobre Dios, el hecho de ser judío, su admiración por Edison, la lealtad para con sus amigos, la lectura, la escritura de poemas, su entrono familiar, sus amores, sus desenamoramientos, el beisbol, sus nubes, sus padres, el huerto de tomates, la guerra de los mundos y su soledad. ‘Informe del interior’ es el retrato más íntimo de Paul, y cada una de las líneas de ese informe configuran y forman al Paul Auster, al novelista, al escritor que todos nosotros admiramos. De ahí la valía e importancia de este libro, al que se debe acudir con el respeto de saber que la intimidad nos será revelada. Una vez acabada la lectura comprobaremos la excelencia de este trabajo, del propósito que se marcó el tres de enero de dos mil doce Paul Auster.

«Temido aburrimiento, largas y solitarias horas de silencio y vacuidad, mañanas y tardes enteras en las que el mundo dejaba de girar a tu alrededor, y sin embargo aquel terreno desolado demostraba ser más importante que la mayoría de los jardines en los que jugabas, porque entonces fue cuando aprendiste a estar solo, y únicamente cuando una persona está a solas consigo misma puede dar rienda suelta a su imaginación.»


© MARÍA AIXA SANZ

9 de noviembre de 2013

INOLVIDABLES: “TRES VECES AL AMANECER” de Alessandro Baricco

… Pensaba en la misteriosa permanencia del amor, en la corriente nunca quieta de la vida.


‘Tres veces al amanecer’ (Anagrama) es un libro en su conjunto bellísimo compuesto de tres piezas distintas cada cual más maravillosa que se complementan más allá del tiempo y del espacio. Si el lector asiduo de Alessandro Baricco leyó en su momento 'Mr. Gwyn' y en una de esas, antes de empezar ‘Tres veces al amanecer’, decide releer ‘Mr. Gwyn’ acertará con la decisión pues  disfrutará de ambos títulos con esa extraña complicidad que sólo se da entre el lector y el autor; e incluso entenderá mejor ‘Mr. Gwyn’ y al propio Jasper Gwyn. Las tres piezas de ‘Tres veces al amanecer’ son  necesarias para disfrutar plenamente de ‘Mr. Gwyn’, créanme, puesto que tras leerlas es cuando realmente se comprende que es lo que Jasper Gwyn buscaba al escribir retratos. Se entiende aquello que Rebecca le explicó al maestro de Camdem Town: «Jasper Gwyn me enseñó que no somos personajes, somos historias, dijo Rebecca. Nos quedamos parados en la idea de ser un personaje empeñado en quién sabe qué aventura, aunque sea sencillísima, pero lo que tendríamos que entender es que nosotros somos toda la historia, no sólo el personaje. Somos el bosque por dónde camina, el malo que lo incordia, el barullo que hay alrededor, toda la gente que pasa, el color de las cosas, los ruidos.» [Página 174 de ‘Mr. Gwyn]; como también se visualiza la pasión del propio Jasper Gwyn por los vestíbulos de hotel. «Rebecca dijo que los hoteles elegantes le daban un poco de miedo, pero Jasper Gwyn le hizo notar que pocas cosas hay en el mundo tan hermosas como los vestíbulos de hoteles. Con toda esa gente que va y viene, dijo. Y todos esos secretos. Luego se lanzó a una confesión, algo que no resultaba habitual en él, y dijo que  en otra vida le habría gustado ser un vestíbulo de hotel. ¿Se refiere a trabajar en un hotel? No, no, ser un vestíbulo de hotel, físicamente. Aunque fuera de un tres estrellas, eso no importa.» [ Página 68 de ‘Mr. Gwyn’ ]

Para el lector que no ha leído ‘Mr. Gwyn’, indicarle que ‘Tres veces al amanecer’ es el título de un libro clave en la resolución de la trama de ‘Mr. Gwyn’; cabe decirle también que como el propio Baricco indica en el prólogo de ‘Tres veces al amanecer’  no es necesario haber leído ‘Mr. Gwyn’ para leer ‘Tres veces al amanecer’ y disfrutarlo; y es verdad, ‘Tres veces al amanecer’ como un libro solo, es un título que resulta ser exquisito y extremadamente cautivador y hechizante amparado en los parámetros  de la literatura donde todo es posible, como por ejemplo que los mismos personajes se encuentren en distintas épocas de su vida a distintas edades en vestíbulos de hotel, pero además ‘Tres veces al amanecer’ es un canto a los misterios del amor, a lo indiscutible del destino y a los amaneceres con la luz de los cuales es posible creer que existe una nueva oportunidad, que todo puede volver a comenzar, a renovarse, a reinventarse, incluso a expiarse.

‘Tres veces al amanecer’ es la demostración por parte de Alessandro Baricco de que de una manera irracional o racional todos somos fragmentos de una misma historia.

¡Brillante! Sencillamente, brillante.


© MARÍA AIXA SANZ

19 de julio de 2013

INOLVIDABLES: “LA BRÚJULA DE NOÉ” de Anne Tyler

Decir ante todo que descubrir a Anne Tyler y leer su obra es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, y no hablo exclusivamente de mi vida como lectora sino de mi vida en general. Anne Tyler además de ser una de las más grandes contadoras de historias, es una novelista amable y reconfortante. Justamente es eso lo que siente el lector al acabar cada una de sus novelas: confort. Un confort cómplice que otorga serenidad. Sus personajes y ella se cuelan amablemente en la vida del lector y al cerrar el libro no sentimos ese punto y final desangelado entre libro escritor y lector que hace que la historia se olvide cuando se deposita de nuevo el ejemplar en la balda de la biblioteca o librería. No; con Anne Tyler ocurre exactamente lo contrario, el libro forma parte de nosotros porque la conexión entre las historias, los personajes de Anne Tyler y el lector es total, definitiva y para siempre. Jamás voy a olvidar ni a uno solo de los personajes de Anne Tyler —y lo cierto es que son muchos—, ni tampoco olvidaré los lugares comunes de Anne Tyler, en los que se sustenta su obra: los ejemplares del National Geographic; el amor por la cocina o por el contrario la total desafección por la comida; la destartalada forma de vestir de los personajes; la excepcionalidad de cada familia y sus extravagancias; y sobre todas las cosas la distancia y aislamiento voluntario que marcan los personajes de Anne Tyler con el resto del mundo, una independencia, un silencio, una austeridad y una soledad buscadas por deseo propio.

‘La brújula de Noé’ (Debolsillo) es la quinta novela que reseño de Anne Tyler, y con ella cierro de momento la etapa de reseñas sobre la obra de esta autora. ‘La brújula de Noé’ me ha regalado la posibilidad de hacerlo a lo grande. Reseñar ‘La brújula de Noé’ es acabar en alto un propósito, y ello comporta la mayor de las satisfacciones.

‘La brújula de Noé’ comparte con las otras novelas de Anne Tyler los mencionados lugares comunes, pero además cuenta con Liam un sexagenario que resulta enternecedor. Liam a sus sesenta años y con la jubilación bajo el brazo va al encuentro de la austeridad, del silencio, del placer de poder leer sentado en su butaca preferida durante toda una tarde, y en el camino que emprende para obtener lo que más desea tropieza con algo con lo que ya no contaba: el amor, el enamoramiento.  Una situación que le hace debatirse entre la posibilidad e ilusión del romance y la coherencia que desde niño ha aplicado a su vida, olvidando que no todo es blanco o negro sino que hay muchos tonos de grises y Anne Tyler nos los muestra y se los muestra a Liam, haciéndole mantener una lucha interna consigo mismo, al mismo tiempo que le hace recuperar la memoria del pasado y de otros amores que están ligados a él de por vida.

Liam y Anne Tyler convierten a la par a ‘La brújula de Noé’ en una deliciosa y tierna novela que invita a la reflexión. Por ello permítanme terminar la reseña con unas frases del padre de Liam, a modo de consejo, deseo o inspiración para nuestras propias vidas:

«—Mira, no sé si estoy de acuerdo con eso hijo. Cuando tienes mi edad, empiezas a darte cuenta de que lo mejor que puedes hacer en esta vida es disfrutar de la felicidad que encuentras por el camino.» 


© MARÍA AIXA SANZ

11 de julio de 2013

INOLVIDABLES: “REUNIÓN EN EL RESTAURANTE NOSTALGIA” de Anne Tyler

… Conocía el restaurante muy bien, como si siempre hubiera llevado su imagen consigo: el estrépito de las cazuelas y platos, el olor a apio troceado cocinándose en mantequilla a fuego lento, lo manojos de hierbas aromáticas, los enormes tarros de aceitunas griegas arrugadas, las cestas de perejil, las humeantes ollas negras vigiladas por un chico mayor que Luke. Más allá de la cocina, apenas separado de esta, se extendía el comedor, con sus mesas cubiertas de manteles blancos y motas de polvo flotando en los rayos de sol. Había tantos elementos decorativos —regalos y recuerdos acumulados con los años— que a Luke siempre le hacía pensar en una casa particular, en una de esas casas de familias numerosas que pegan con celo los dibujos del parvulario encima de la repisa de la chimenea, donde se quedan olvidados.

Abrir una novela de Anne Tyler es sinónimo de confortabilidad, es ponerse cómodo, preparado y contento al saber que se tiene entre manos la garantía de que te va a contar una buena historia. Las primeras frases de cada novela se paladean como un premio y uno no puede dejar de sentirse de otra forma que no sea realmente afortunado y feliz. Los primeros párrafos son ya el preludio del placer que es leer las historias de esta contadora. ‘Reunión en el restaurante Nostalgia’ (Debolsillo) es quizás la más entrañable de las novelas de Anne Tyler. Los Tull: Beck y Pearl Tull y sus tres hijos Cody, Ezra y Jenny, son los personajes protagonistas de esta novela que es un retrato de familia. En sus casi cuatrocientas páginas se comparten lugares comunes, pasiones, acritudes, caracteres, etc. Pero el logro de Anne Tyler es que consigue que el lector al mirar de cerca a cada uno de los miembros de la familia Tull pueda apreciar los distintos que son, sin embargo cuando obliga al lector a mirarlos de lejos, desde cierta perspectiva logra que el lector vea algo admirable que ocurre en cada familia: lo muy parecidos que son, lo exactamente iguales que son, con comportamientos que se repiten en el tiempo y actitudes que de tan similares asombran.
Anne Tyler siempre ha mostrado cierta debilidad por Ezra —su personaje preferido de entre todas sus novelas—, un hombre magnánimo que a través de su restaurante, y a través de cocinar para los otros intenta limar asperezas entre los miembros de su familia. Ezra, es esa persona que en cada familia existe y que es la única que reúne siempre a todos, una de esas personas que nunca tiran la toalla y que apuestan por  la familia y la anteponen sobre todas las cosas de la vida a riesgo de perder en el intento y por el esfuerzo su individualidad.
Ezra, es un romántico, y Nostalgia, su restaurante, el lugar donde según él cada cliente va a comer para saciar el vacío que le ha dejado lo que una vez perdió. Algo que él conoce de primera mano por propia experiencia, pues todos los miembros de la familia Tull, un día perdieron algo muy parecido a la confianza y desde ese día intentan construir sus vidas desde cero o desde el punto y seguido.
Hermosa y veraz novela.


© MARÍA AIXA SANZ

3 de julio de 2013

INOLVIDABLES: “EL TRÁNSITO DE MORGAN” de Anne Tyler

… Por alguna razón, Morgan se sintió alegre de pronto. Echó a andar más deprisa y empezó a sonreír. Cuando llegó a su lado, tarareaba. Todo lo que veía parecía luminoso y bello, lleno de posibilidades.

Morgan Gower, el protagonista de ‘El tránsito de Morgan’ (Debolsillo) de la maravillosa Anne Tyler, es uno de esos personajes con los que el lector o queda seducido y a su merced o le produce un absoluto rechazo e irritación. Morgan Gower es un personaje de extremos. A mí, Morgan Gower, me ha conquistado desde el principio de la novela hasta la última página y se ha quedado instalado en mi memoria como un tierno y divertido recuerdo. Morgan Gower me divierte. Divierte al lector que decide emprender junto a él la metamorfosis, el tránsito o el proceso de transformación que tan espléndidamente plasma en esta novela Anne Tyler. Morgan vive rodeado de ruido, en una casa repleta de gente y de cosas, tiene siete hijas, una esposa, una hermana, una madre y un perro bajo el mismo techo; el desagrado que le produce todo ese barullo lo transmite cambiando sin darse apenas cuenta de personalidad, convirtiéndose en otros seres interesantes con vestuario incluido, en una de esas variaciones conoce a Leon y a Emily, un matrimonio de titiriteros. Y es la austeridad de Emily, —una mujer que todo lo que quiere poseer en este mundo y así lo lleva a cabo es sólo lo que pueda meter en una  maleta en treinta segundos— lo que atrae desde el primer momento a Morgan y poco a poco se va instalando en él el deseo de vivir en esa austeridad, en esa serenidad, en esa elegancia que posee lo poco. El viaje hacia ese punto, hacia esa ambición secreta de Morgan es ‘El tránsito de Morgan’. Un viaje que parece a todas luces imposible. ¿Pero qué osado dijo que algo es imposible?
Leer a Anne Tyler como he repetido en varias reseñas es todo un placer, pero leer a Anne Tyler, a esta extraordinaria contadora de historias, y divertirse a carcajada limpia, sonora y feliz es el súmmum.

De lejos ‘El tránsito de Morgan’ es una de esas novelas que marcan la diferencia. Memorable.  Morgan, su historia y sus mundos son memorables.


© MARÍA AIXA SANZ

20 de junio de 2013

INOLVIDABLES: “BUSCANDO A CALEB” de Anne Tyler

… Daniel Peck se abrochaba su camisa sin cuello, se ajustaba sus tirantes gris perla y examinaba su rostro blanco, impasible, en el espejo de la habitación. Daba cuerda a su reloj de oro. Arreglaba su cama. Llegó incluso a trasformar sus viajes —la parte más inestable de su vida— en previsibles modelos de orden y rutina. Porque Justine siempre iba con él, él siempre se sentaba al lado de la ventanilla, ella leía su National Geographic, y mantenían sus conversaciones ….


La primavera pasada en una de esas gratas sorpresas que te depara la vida descubrí a la novelista Anne Tyler con ‘El hombre que dijo adiós’. Me fascinó su forma impecable de narrar del mismo modo como me fascinó la historia, una historia que se salía de lo esperado. Anne Tyler ha sido para mí un hallazgo literario como lo fue en su día Carmen Martin Gaite, Paul Auster, J.M.G Le Clézio, Charles Dickens, autores en los que no me había detenido por el discurrir de la vida o por no saber que existían, de modo, que como en esos otros casos tuve ganas de leer toda su obra. Así que me propuse para el verano leer todas las novelas publicadas en castellano de Anne Tyler, una experiencia que ha resultado ser maravillosa. Anne Tyler me maravilla y sus historias me gustan de esa forma en que gustan las novelas que no deseamos que acaben nunca. Empecé mi deambular por la obra de Anne Tyler con ‘Buscando a Caleb(Debolsillo) para luego seguir con otros títulos de los cuales en las próximas semanas daré cuenta.

Buscando a Caleb’ es una más que espléndida novela que satisface en todos los aspectos y que consigo lleva una historia difícil de olvidar, pues la familia Peck se instala en la vida del lector para quedarse. Como en toda la obra de Anne Tyler en ‘Buscando a Caleb’ los personajes protagonistas marcan con el resto del mundo una distancia que se convierte en su forma de estar y entender la vida. La saga de los Peck tiene características definidas que los une, pero como en todas las sagas y familias siempre hay alguien que se desmarca y que pone en entredicho esa forma de vivir, en los Peck, primero es Caleb y décadas después Duncan. Dos seres inquietos y curiosos que no se conforman con lo que la vida por cuna les depara. Y a Duncan se le une Justine sea por inercia, por amor o por destino; y Justine resulta ser uno de los personajes femeninos más estrambóticos de la literatura. Es Justine quien junto a su abuelo va a la búsqueda de Caleb, y Caleb se trasforma sin saberlo en un motivo para vivir, en una meta, en un reto, en el pretexto para no estarse quieto.

En ‘Buscando a CalebAnne Tyler contrasta la confortable y pautada al milímetro forma de vivir de los Peck con la forma cambiante y aventurera de vivir de los otros Peck, es decir, los que serían las ovejas negras de la familia y deja al lector la satisfacción de comprobar quienes son más felices o se han sentido mejor a lo largo de su existir.

Buscando a Caleb’ es una de las más brillantes, ricas y soberbias novelas que he leído en los últimos años. Una lectura radiante. Como dije en ‘El hombre que dijo adiós’ leer a Anne Tyler es todo un placer.


© MARÍA AIXA SANZ

6 de junio de 2013

INOLVIDABLES: “LA HIJA DE LA CRIADA” de Barbara Mutch

Irlanda, 1919.
Hoy ha empezado mi viaje a África.
Salí por la puerta principal y crucé el sendero de losas.


Novelón. Novelón. Novelón. Gran novela la que acaba de publicar Alianza: ‘La hija de la criada’ de la sudafricana Barbara Mutch.
‘La hija de la criada’ posee reminiscencias de ‘Memorias de África’, el libro de viajes de Karen Blixen, y posee junto a esas reminiscencias la calidad y el fuelle de toda buena novela; es decir tiene y guarda el equilibrio entre la intriga y el ritmo básico para que una novela permanezca durante toda la trama a la misma altura sin desinflarse por el camino o a mitad. ‘La hija de la criada’ transcurre en Karoo, a unos cuantos kilómetros de Johannesburgo, allí una muchacha irlandesa Cathleen se convierte en esposa y madre tras abandonar Irlanda. Su marido, sus hijos, y la vida que lleva en Cradock House no la colman de alegría como la colma la hija de su criada: Ada. Entre Cathleen y Ada se crea un vínculo enorme. Cathleen le enseña a leer, a escribir y a tocar el piano a Ada, y Ada mientras realiza las tareas propias del hogar, va leyendo el libro especial de su señora, es decir, el diario íntimo que va escribiendo Cathleen desde que partió en 1919 de Irlanda. Ese diario escrito en secreto y leído también en secreto las une todavía más con un lazo indisoluble que toma verdadera consistencia cuando Ada —a quien su señora sin darse cuenta desde niña le ha ido regalando y forjando un futuro al enseñarle a leer, a escribir y a ser una virtuosa del piano— tiene que afrontar un episodio del que jamás creía que podría llegar a formar parte. Y como telón de fondo de los avatares propios de la vida dura de Ada, el apartheid y la segregación racial; y como salvación la música, Cathleen al enseñarle a tocar el piano a Ada le mostró la pasión de su vida. Ada vive por y para la música, para Chopin, Beethoven, Debussy. Eso la salva. ¿Pero cuál es la pasión de Cathleen? ¿El señorito Phil, su hija Rosemary, su diario, Ada, Irlanda? ¿Quién la va a salvar?

‘La hija de la criada’ es el fruto de la hermosa solidaridad y lealtad que se produce entre las mujeres cuando la soledad y la sinrazón llaman a sus puertas. Un sentimiento que solo es capaz de albergar la mujer por ser mujer. Y entre toda la trama, entre la novela, el libro especial de la señora, el diario íntimo de Cathleen, que para el lector resulta ser una verdadera joya. Además junto a la calidad de la novela y a la belleza y sinceridad del diario íntimo, el lector también encuentra en ‘La hija de la criada’ ese placer tan único y especial que sólo proporciona la lectura. 'La hija de la criada' es literatura en estado puro.


© MARÍA AIXA SANZ

3 de mayo de 2013

INOLVIDABLES: “AL MAL TIEMPO, MEJOR CARA” de Barbara Constantine


… Él que era un tipo  algo frío, duro como una roca, que nunca se emocionaba con nada, de buenas a primeras se ha vuelto frágil. Capaz de llorar por una tontada y de conmoverse por cualquier cosa. Se le ha abierto una grieta en su corazón. O más bien una brecha, que trata por todos los medios de colmar.

Si Barbara Constantine con ‘Tom, pequeño Tom, hombrecito Tom’ nos conquistó y nos enamoró con su historia sencilla y hermosa, hace tres cuartos de los mismo con ‘Et puis, Paulette’ o ‘Al mal tiempo, mejor cara’ (título de la novela en castellano) publicada por Seix Barral. ‘Al mal tiempo, mejor cara’ es como también lo es ‘Tom, pequeño Tom, hombrecito Tom’ una novela pegada a la vida por tanto pegada a la esperanza y llena de luz. Ambos títulos son novelas fáciles de leer que están llenas de ilusión, confortabilidad y una magia especial, en las que Barbara Constantine demuestra cómo domina el arte de contar la vida desde su lado más positivo. En ‘Al mal tiempo, mejor cara’ el protagonista es Ferdinand un jubilado que vive en su inmensa granja junto a la soledad y a su gato Masmalo. Del mismo modo como Masmalo le da la vida, la soledad se la roba, entonces decide compartir su espacio con aquellos que quizás no lo tienen, rescatando el viejo y añorado trueque. Sin proponérselo Ferdinand cambia su vida y la de otros para bien y crea un hogar para otras personas que están y se sienten tan solas como él. Ferdinand convierte una idea que para nada es descabellada ni utópica en una alternativa y Barbara Constantine nos demuestra dándonos de nuevo una lección de vida que: la solidaridad y la generosidad están al alcance de la mano, solo hay que tener voluntad para llevarlas a cabo; que querer es poder; y que otras formas de vivir son posibles. El gratificante mensaje que lleva consigo esta enriquecedora historia hace de ‘Al mal tiempo, mejor cara’ una brillante novela que es de torpes perdérsela. Créanme.


© MARÍA AIXA SANZ

15 de diciembre de 2012

INOLVIDABLES: “NORMAS DE CORTESÍA” de Amor Towles

—Bon appétit

El bostoniano Amor Towles afincado en Manhattan ha escrito la espléndida novela ‘Normas de cortesía’ publicada por Salamandra. ‘Normas de cortesía’ es uno de esos títulos que se esconden tras otros que van acompañados de bombo y platillo, y si el lector tiene la suerte o el acierto de entre las decenas de libros decantarse sin saber muy bien por qué por ‘Normas de cortesía’ habrá hecho una de las mejores elecciones de su vida como lector. Pues ‘Normas de cortesía’ resulta ser una grata sorpresa, tan chocante como el nombre de su autor. Las páginas de esta novela nos devuelven la magia de la lectura por la novelas que tienen ese algo que te atrapa de tan bien construidas y narradas como están.
‘Normas de cortesía’ se divide en seis partes: un prólogo, cuatro largos capítulos cada uno correspondiente a la estación del año y un epílogo.

En el prólogo, Kate, la fascinante protagonista de ‘Normas de cortesía’ se reencuentra en una exposición fotográfica con dos retratos de un viejo conocido: Tinker Gray. Ese reencuentro fortuito hace que rememore los tiempos en los que compartió los días con él, junto a Eve su amiga del alma, allá por 1937 y 1938, y su importancia ya que en esos años se fraguó el carácter de Kate, o más bien, se fortaleció y se perfiló.

Katey Kontent, es una mujer neoyorkina de clase obrera que intenta con el pragmatismo americano ascender o vivir mejor de lo que el destino le deparaba de cuna. Es ese pragmatismo; su autocontrol; su austeridad a la hora de sentir, elegir y darse caprichos, algo que otros podrían tachar de frivolidad, lo que convierte a este personaje en una protagonista fascinante, que aprende a moverse como pez en el agua, por unos ambientes donde nada es lo que parece, donde todo el mundo se aferra a una normas de cortesía, pero Kate descubre que escudándose en esas mismas normas muchos dejan de lado los escrúpulos o un ápice de conciencia o moral.

La resolución de Kate; su pragmatismo; lo fascinante de su forma de ser; las descripciones del Manhattan de aquellos años; su amor por la lectura; y el ritmo, encuentros y desencuentros que pueblan la novela entre barrios obreros, jazz, glamour, hoteles, choferes con levita, y unas ciertas ganas de vivir locas, como si cada día fuese el último, como si nada importase demasiado, hacen de ‘Normas de cortesía’ un excelente título que les apetecerá ya no leer sino también releer. Pues es sin ninguna duda una de las mejores novelas que he leído a lo largo de mi vida como lectora. Por tanto: Bon appétit.

© MARÍA AIXA SANZ


23 de noviembre de 2012

INOLVIDABLES: "MR GWYN” de Alessandro Baricco

«Rebecca pensó en cuánto camino puedes tener que recorrer, y qué misteriosas son las ruedas de la experiencia si pueden llevarte hasta sentarte en una silla, desnuda, dejándote mirar por un hombre que desde lejos ha venido arrastrando su locura hasta hacer de ella un refugio para él y para ti.

Empiezo a escribir la reseña de ‘Mr Gwyn’ (Anagrama) de Alessandro Baricco conmovida todavía por la belleza de la historia. Mr Gwynes un escritor que ha escrito tres novelas y que decide un día dejar de escribir. Diciéndose a sí mismo y a todo el mundo: «No voy a escribir ni un solo libro más.» Un amigo suyo le dice que no podrá, que el que es de nacimiento escritor, el que lo ha elegido el oficio a él y no al revés, ya sea para pasar el rato, por la fama, para firmar libros, para pasar a la posterioridad, se ve obligado por necesidad física, mental y espiritual a escribir. Mr Gwyn le contesta: «Tonterías.» Puesto que la decisión de no escribir lo torna libre. Pero a los meses empieza a sentir una angustia terrible, un vacio que no puede llenar con nada. Y empieza a escribir mentalmente. Cuenta historias en su mente. Pero eso tampoco lo sacia, y cada vez se encuentra peor. Un día la lluvia lo coge en la calle y para resguardarse se mete en una galería de arte. Entra y allí se queda contemplando cuadros de personas corriente desnudas, y hay algo que le fascina. Cuando sale de la galería tiene una idea: va a escribir retratos. El escritor contrata a una chica para que pose desnuda como si lo hiciese para un pintor, durante treinta y dos días, puede recorrer el estudio, sentarse donde quiera, andar, dormir, estar tumbada en la cama. Como si él no estuviera.

Y ahí empieza la belleza.

Si hasta entonces la novela mostraba la pasión, el amor, la necesidad de engarzar una palabra tras otra, es decir, la necesidad de escribir; cambia el paso, y entra en un profundo sosiego milimetrado y pautado y se convierte en una historia de pasión por el mirar, de amor al mirar, de necesidad de mirar, de ser mirado, de conocer a la persona desnuda, aceptándola tal cual es, contemplada como un ser único, diferente a todos los de su especie.

En ‘Mr Gwyn’ la desnudez lo envuelve todo: al escritor, al lector, al lugar. Entre lo erótico, lo sensual, lo tierno y cierta dosis de voyerismo, Baricco juega con precisión, en una historia sutil, en lo que en verdad importa es el mirar y el contar. Un mirar más profundo que no se queda en la superficie. Un mirar que transmite para poder ser contando a otros
.
Alessandro Baricco ha escrito una novela profundamente hermosa, en un homenaje a lo artesano, a los maestros artesanos, a los creadores y a su extrema sensibilidad.

© MARIA AIXA SANZ


5 de noviembre de 2012

INOLVIDABLES: “EL INSÓLITO PEREGRINAJE DE HAROLD FRY” de Rachel Joyce

… Para llegar a su destino debía permanecer fiel al sentimiento que había inspirado su aventura. Poco importaba que otras personas en su lugar lo hubiesen hecho de un modo distinto. En realidad, era inevitable. (…) Poco importaba que no llevase un teléfono móvil. O que no hubiese planeado la ruta, ni llevado consigo un mapa de carreteras. Tenía un mapa distinto, el de su mente, compuesto por todas las personas y todos los lugares que iba encontrando a su paso. Tampoco renunciaría a sus náuticos porque, pese a estar desgastados y maltrechos, eran suyos. Había constatado que cuando una persona se encuentra de paso y se distancia de aquello que le es conocido, las cosas extrañas adquieren un significado nuevo. Sabiéndolo, le parecía importante permitirse ser fiel a las intuiciones que lo hacían ser quien era y lo distinguían de los demás.


La buenísima novela que acaba de publicar Salamandra de Rachel Joyce es todo un descubrimiento para el lector, pues éste reverbera y alcanza instantes de absoluta felicidad junto a Harold Fry el protagonista de ‘El insólito peregrinaje de Harold Fry’. Aunque la historia tiene los posos de la dureza de la vida y está rotundamente marcada por ella, no deja en ningún momento desamparado a nadie y cuando a Harold Fry le flaquean las fuerzas, el lector como tiene ganas de seguir adelante porque cree en Harold, le empuja a seguir. Harold Fry es uno de esos personajes que cuando te los encuentras en la literatura quieres que por favor todo le vaya bien.
Harold Fry decide un día, sin pensarlo, en vez de tirar una carta al buzón dársela en persona a su destinataria, en un rapto de honrada lealtad; y esa acción cautiva al lector al instante. El viaje que emprende le sirve de expiación y de filtro, también le sirve de foco de luz, e ilumina toda su vida, la enfoca y le da un nuevo sentido y una nueva oportunidad a él y todo su pequeño mundo. Todo con un acto tan sencillo como es poner un pie tras otro, todo con un acto tan valiente como es cumplir una promesa. Harold Fry es el héroe de nuestros días y la historia: ‘El insólito peregrinaje de Harold Fry’, es una formidable novela; llena de pequeñas lecciones; de pequeños acontecimientos de una belleza austera y real; y de unos personajes secundarios fugaces pero transcendentales.
Sí. ‘El insólito peregrinaje de Harold Fry’ es una formidable novela. Un descubrimiento brillante.

© MARÍA AIXA SANZ

26 de octubre de 2012

INOLVIDABLES: “LA VIOLA DE TYNEFORD HOUSE” de Natasha Solomons

… Tan guapo que siempre llevaba puestas sus gafas de montura metálica para disminuir el efecto de aquellos ojos demasiado azules.

Los ojos azules es el hilo conductor de ‘La viola de Tyneford House’ (Alianza) de Natasha Solomons. Los ojos azules de Julian Landau, el padre; los ojos azules de Kit, el primer amor; y los ojos azules de Daniel, el hombre de la vida de la protagonista: Elise Landau. Los ojos azules se vuelven el hilo conductor sin que el lector se percate de ello y sin que la escritora lo resalte demasiado. Pero lo cierto es que los ojos azules y la viola que Julian Landau le regala a Elise Landau antes de que parta desde Viena a Inglaterra se convierten en la verdadera compañía de Elise en su exilio. ‘La viola de Tyneford House’ es una novela para disfrutar de la lectura. Natasha Solomons consigue que aunque su novela sea una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, ésta quede en un segundo plano, escribiendo sobre el amor y la pérdida; sobre la vida cotidiana para las gentes que no están en primera línea de combate; y en la bahía de Tyneford recrea un mundo que desaparecerá tras la guerra, pero mientras tanto, mientras se lee la novela sigue vivo en nosotros. Mientras no se ponga el punto y final: Tyneford existe. Existe la bahía, la pesca, las gaviotas, los cormoranes, el salitre, el amor, la pasión, el calor de la cocina, el sabor del tabaco, el olor del cuero con el cual están encuadernados los libros de la biblioteca, la música como nostalgia y una vida anterior, los ojos azules y la viola. La maduración y transformación de la muchacha Elise Landau en la mujer que resulta ser, está tan magníficamente construida, que el lector acaba respirando y sintiendo con ella. Y al lado de ella, una sucesión de personajes secundarios, dignos de la buena literatura, de las novelas en las que el lector se sumerge y se convierte en uno más, en el espectador silencioso que disfruta, disfruta y disfruta. ‘La viola de Tyneford House’ es una novela sencillamente espectacular.

© MARÍA AIXA SANZ